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Amnistía Internacional: Muertes y lesiones en protestas podrían implicar a Dina Boluarte y cadena de mando

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Amnistía Internacional presentó un nuevo informe de violaciones de derechos humanos durante las protestas de 2022 y 2023, en el que 50 personas y un policía murieron y más de 1,400 resultaron heridas. La evidencia apunta a la posible responsabilidad penal de la presidenta Dina Boluarte y puede resultar vital en las investigaciones en curso, según la organización que, además advierte que hubo “ejecuciones extrajudiciales”.

A 18 meses de uno de los episodios más graves de violaciones masivas de derechos humanos en la historia reciente de Perú, en el que 51 personas perdieron la vida, entre ellas un agente policía, durante las protestas que tuvieron lugar entre diciembre de 2022 y marzo de 2023, Amnistía Internacional presentó el informe, “¿Quién disparó la orden? Responsabilidad de la cadena de mando por muertes y lesiones en protestas en Perú”, el cual detalla las decisiones clave tomadas por la presidenta como jefa suprema de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, que ameritan que los fiscales evalúen su responsabilidad penal individual en sus investigaciones en curso.

“La presidenta, los ministros, los comandantes de la policía y las fuerzas armadas de Perú tomaron decisiones que finalmente tuvieron consecuencias letales. Cientos de víctimas y sobrevivientes están esperando respuestas sobre lo que los altos funcionarios sabían, o deberían haber sabido, y lo que no hicieron para detener los asesinatos,” dijo Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía Internacional.

Racismo y discriminación

Marina Navarro, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Perú, señaló que hubo un componente de racismo y discriminación contra comunidades por parte del Gobierno de Dina Boluarte. “Lanzamos un informe sobre el racismo letal”, indicó al referir que se usaron armas de manera inadecuada, y hubo “ejecuciones extrajudiciales” en 20 casos de muerte de personas durante las protestas contra la mandataria.

“Hubo sesgo claramente racista de la represión en las protestas (…) Se ha analizado el discurso racista y discriminatorio contra los manifestantes. Lo que ocurrió (…) se trata de graves violaciones de derechos humanos, no fueron hechos aislados y por lo tanto tiene que haber una responsabilidad penal en toda la cadena de mando”, incidió Marina Navarro al indicar que también “estamos incluyendo en el informe al policía fallecido”.

El informe muestra que, durante los tres meses en los que tuvieron lugar las protestas, Dina Boluarte se reunió varias veces con los comandantes de las FF.AA. y PNP, lo que le dio múltiples oportunidades para que la mandataria hubiera condenado el uso ilegítimo generalizado de la fuerza y ordenar un cambio de táctica en terreno.

Se señala que contrario a ello, en esas reuniones con ministros, policías y comandantes militares para este fin, continuó elogiando públicamente a las fuerzas de seguridad mientras vilipendiaba a los manifestantes como “terroristas” y “criminales,” sin brindar pruebas. Además, en vez de pedir cuentas a sus subordinados, decidió ascender a funcionarios clave a puestos más altos, aunque supervisaban directamente las operaciones policiales y militares que causaron múltiples muertes.

Alberto Otárola

Además, el informe de Amnistía Internacional subraya el rol decisivo que tuvo Alberto Otárola, tanto como ministro de Defensa y luego presidente del Consejo de Ministros.

“Amnistía Internacional analizó el papel protagonista de Alberto Otárola, quien fungió primero como ministro de Defensa y posteriormente como presidente del Consejo de Ministros, en todo momento tomando un rol público prominente y calificando a la policía y las fuerzas armadas como ‘héroes’ a pesar de que sus operaciones diarias resultaban en múltiples muertes y personas heridas en varias partes del país”, señala.

Planes operativos con consecuencias letales

En el caso de la PNP, el informe indica que los comandantes policiales firmaron planes de operación que calificaban a las personas manifestantes de “terroristas,” enviaron fuerzas especiales fuertemente armadas encargadas de enfrentarlas, permitieron el uso de la fuerza letal y repitieron estas mismas órdenes durante meses, a pesar de los múltiples asesinatos. Además, Amnistía Internacional dio cuenta que la PNP no pudo proporcionarle detalles de ninguna medida disciplinaria contra los agentes implicados, ya que había archivado al menos 18 investigaciones disciplinarias abiertas contra agentes de policía.

Después de supervisar y firmar todos los planes operativos que tuvieron consecuencias letales durante las protestas, la presidenta Boluarte ascendió al general policial responsable de estos planes a Comandante General de la PNP.

Amnistía Internacional obtuvo los planes de operación internos de la PNP y descubrió que, además de mantener el orden público mientras las calles y las instalaciones públicas estaban bloqueadas por los manifestantes, la policía recibía órdenes vagas y de amplio alcance, como “eliminar barreras humanas”.

Con este fin, la policía fue provista con fusiles y los planes permitían que las unidades con esas armas letales dispararan bajo las órdenes de un jefe operativo. “Este marco permisivo para la fuerza letal violó, tanto la legislación peruana como el derecho internacional de los derechos humanos, que señalan que las armas de fuego son inapropiadas para el control de multitudes. Los planes operativos también dejaban claro que los superiores de la cadena de mando estaban constantemente informados y al tanto de lo que estaba sucediendo”, se subraya.

Andahuaylas

“Las operaciones policiales resultaron letales desde los primeros días de su despliegue en las protestas. En Andahuaylas, el 12 de diciembre de 2022, fuerzas especiales de la policía dispararon munición letal desde una azotea hacia un cerro donde decenas de personas observaban una escaramuza entre la policía y manifestantes unos 200 metros más abajo. Los agentes mataron a tiros a dos jóvenes en la ladera de la colina e hirieron a varios más. Amnistía Internacional encontró que los comandantes a cargo de la operación estaban a solo dos cuadras de distancia de donde tuvo lugar el hecho”, se precisa.

La organización señala que “aunque el despliegue de unidades de fuerzas especiales en Andahuaylas fue letal, los superiores continuaron con las mismas tácticas durante meses, sin detener el uso excesivo, desproporcionado e innecesario de la fuerza por parte de sus subordinados”. Un mes después de las primeras muertes en Andahuaylas, altos mandos de la PNP decidieron desplegar a los mismos jefes de las fuerzas especiales para supervisar las operaciones en el aeropuerto de Juliaca, donde hubo protestas el 9 de enero de 2023. Dieciocho personas murieron ese día en Juliaca y más de 100 resultaron heridas.

Ayacucho y Puno

Se indica que dicha operación se llevó a cabo a pesar de que múltiples organismos internacionales de derechos humanos ya habían condenado las acciones de las fuerzas de seguridad peruanas para entonces. El Ejército también ya había sido desplegado en una operación en otra ciudad, semanas antes, en el aeropuerto de Ayacucho, que dejó 10 muertos en un solo día. “Sin embargo, los altos mandos de la PNP decidieron volver a involucrar al Ejército en la operación conjunta militar-policial en el aeropuerto de Juliaca”, se lee.

Amnistía Internacional también analizó la cadena de mando y los planes operativos relacionados con el despliegue de las fuerzas armadas en Ayacucho. Los comandantes de las fuerzas armadas clasificaron a las personas manifestantes como “grupos hostiles”, lo que habría provocado una respuesta combativa de los soldados en la operación el 15 de diciembre de 2022, que se saldó con 10 muertes y decenas de personas heridas. Los registros obtenidos por Amnistía Internacional muestran que los soldados dispararon al menos 1.200 balas ese día, en respuesta a “órdenes verbales” de sus superiores.

En Ayacucho, “los disparos contra manifestantes indefensas y transeúntes continuaron siete horas el 15 de diciembre de 2022, pese a las llamadas telefónicas personales de la Defensora del Pueblo al jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y al ministro de Defensa pidiendo un alto el fuego”.

“Aunque había amplia evidencia de que las acciones del Ejército habían sido excesivas, manifiestamente desproporcionadas e innecesarias, la presidenta Dina Boluarte dijo que sus acciones habían sido legales en una conferencia de prensa dos días después de la operación letal en Ayacucho.

Cuatro días después, ascendió al ministro de Defensa a jefe de todo su gabinete”. En los meses posteriores a las operaciones en Ayacucho, el ejército solo tomó medidas disciplinarias internas contra ocho soldados por “faltas leves,” a pesar de la amplia evidencia de que los soldados habrían disparado rifles contra personas manifestantes desarmadas, que en muchos casos huían de ellos o se detenían para ayudar a las personas transeúntes heridas, se señala.

Gabinete ministerial

Además, refiere que los ministros del gabinete presidencial tampoco tomaron medidas para hacer rendir cuentas a personas relevantes de las fuerzas de seguridad. El Ministerio del Interior respondió a una solicitud de acceso a información pública de Amnistía Internacional en la cual confirmó que no se había tomado ninguna medida disciplinaria contra el general a cargo de las operaciones policiales durante las protestas sociales. La organización también obtuvo las cartas enviadas por el ministro del Interior al Comandante General de la PNP sobre las protestas de enero de 2023, en las que no hizo mención alguna de las 18 personas asesinadas en Juliaca durante operativos policiales.

Dieciocho meses después, las investigaciones penales sobre violaciones de derechos humanos cometidas durante las protestas avanzan lentamente. “A pesar de haber llamado a la presidenta y a los ministros para interrogarlos en varias ocasiones, según la información disponible, los fiscales parecen haber llevado a cabo investigaciones superficiales hasta el momento: simplemente pasando por las formalidades sin llegar al corazón de los hechos, incluida la posible responsabilidad penal individual de la presidenta como jefa suprema de la policía y las fuerzas armadas”, se indica.

Además, la organización refiere que los fiscales han logrado algunos avances en la identificación de varios policías y militares como sospechosos en investigaciones penales, pero siguen pasando por alto a funcionarios clave de la cadena de mando, especialmente a altos mandos específicos de la PNP, que Amnistía Internacional destaca en su informe.

“Perú no puede permitir que estas graves violaciones de derechos humanos queden impunes. Muchas de las víctimas provienen de comunidades indígenas y campesinas, cuyas voces han sido históricamente ignoradas. Los responsables del dolor de cientos de personas que han perdido a sus seres queridos o están gravemente heridas deben enfrentar la justicia, sin importar su alto rango,” dijo Marina Navarro, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Perú.

 

 

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ANIN aprueba criterios de priorización para proyectos en zonas de influencia del Hub Portuario Chancay.

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La Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN) aprobó los criterios de priorización de las inversiones públicas e intervenciones para su inclusión en la Cartera de Inversiones Estratégicas Territoriales (CIET) a cargo de la ANIN, a través de la Resolución Jefatural N° 00129-2024-ANIN-JEF.

Ello, en el marco del Decreto Legislativo N° 1659, que permite a la ANIN identificar, formular y ejecutar inversiones ubicadas en las zonas de influencia del corredor logístico asociado al Hub Portuario de Chancay.

Los criterios de priorización permitirán a la ANIN, en coordinación con las entidades competentes de los tres niveles de gobierno, priorizar las inversiones públicas identificadas, en tanto sean estratégicas para el desarrollo económico y social de las zonas de influencia del corredor logístico asociado al Hub Portuario de Chancay, priorizando aquellas que se encuentran ubicadas en las zonas de influencia directa, comprendidas por diversos distritos de las provincias de Barranca, Huaura, Huaral, Lima Metropolitana (Zona Norte) y el Callao; pero también, cuando así pueda corresponder, en las zonas de influencia indirecta, es decir, aquellas áreas geográficas que atraviesen corredores logísticos que articulen con este terminal portuario.

Para la priorización, la ANIN tomará en consideración que los proyectos cuenten con un enfoque de desarrollo territorial, representen un alto impacto económico o social para la población de la zona donde se ejecute dicho proyecto, contribuyan con el desarrollo del corredor logístico asociado al Hub Portuario de Chancay y/o estén contenidos en los planes nacionales sectoriales y/o instrumentos de ordenamiento territorial.

De esta forma, la ANIN sigue trabajando para cerrar la brecha de infraestructura en las zonas donde impactará de forma directa e indirecta este megaproyecto, en el marco de la política de impulso al cierre de brechas, establecida por el gobierno de la presidenta Dina Ercilia Boluarte y ejecutada por la PCM.

 

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Ancash, Amazonas y Cajamarca son las regiones más afectadas por los riesgos de incendios

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La Autoridad Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR), emitió reportes que indican que diversas regiones del Perú se encuentran en alerta por la presencia de focos de calor, que incrementan el riesgo de incendios forestales.

El organismo adscrito al Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego resalta que estos focos de calor se han identificado en múltiples provincias a nivel nacional, destacando la región norte y oriental como las más afectadas.

En Amazonas, los 131 focos de calor se distribuyen en todas sus provincias, a excepción de Rodríguez de Mendoza. Se han emitido 62 alertas en cuatro provincias: Bongará (22), Chachapoyas (3), Luya (27) y Utcubamba (10), lo que eleva la preocupación por posibles incendios forestales en la zona.

Por su parte, Cajamarca se destaca con 328 focos de calor, repartidos en todas sus provincias, siendo las más afectadas San Ignacio, Jaén, Cutervo, Chota y Santa Cruz, con hasta 70 alertas de incendios forestales.

En Áncash, se reportaron 102 focos de calor, con provincias como Pallasca, Corongo y Santa siendo las más expuestas, sumando 31 alertas en Pallasca y 30 en Corongo.

La situación en Apurímac es crítica con 5 focos de calor, especialmente en la provincia de Andahuaylas, donde se han emitido 4 alertas. En Arequipa, 7 focos de calor se concentran en las provincias de Caravelí, Condesuyos, Castilla, Camaná y Arequipa, mientras que Ica presenta 2 focos en Chincha y Pisco, con 16 alertas en Chincha.

Mientras tanto, en Huánuco los 8 focos de calor han dado lugar a 4 alertas en Marañón, mientras que en Huancavelica, con 4 focos, se han registrado 21 alertas en la provincia de Castrovirreyna y 3 en Huaytará.

Otras Regiones Afectadas:

Loreto: 26 focos, con alertas en Ucayali (3).

 

La Libertad: 100 focos, con 66 alertas en Gran Chimú.

 

San Martín: 69 focos y alertas en Mariscal Cáceres.

 

Piura: 190 focos, destacando Huancabamba con 70 alertas.

 

Lima/Callao: 54 focos, especialmente en Huarochirí y Yauyos, con un total de 57 alertas.

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Ancash entre las Seis regiones que agrupan el 71% de exportación de minerales a los países del APEC

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Se trata de Moquegua, Arequipa, Áncash, Ica, Apurímac y Junín. Los metales que se exportan son el cobre, zinc y molibdeno, destacó Homar Lozano, director del IIMP.

Hay siete regiones de nuestro país que, en lo que va del año, agrupan el 71% de exportación de minerales a los países que integran el Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico (APEC), según se revela un último informe de Comex Perú y al que accedió el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP).

Se trata de Moquegua, Arequipa, Áncash, Ica, Apurímac y Junín. En el caso de Moquegua, lidera por ocho meses consecutivos la inversión minera. En lo que va del año recibió más de US$ 457 millones. Además, encabeza la producción nacional de molibdeno.

En el caso de Arequipa, ocupa el segundo lugar en la producción de oro a nivel nacional y tercero en molibdeno. Sobre Áncash, región donde está ubicada Antamina, logró alcanzar la primera posición en producción de cobre con una participación de 17.6%. Asimismo, ostentó el primer lugar con más de S/ 1,445 millones de transferencias mineras.

En su lugar Ica es el departamento que produce el 100% del hierro en el país. Allí se ubican Shougang Hierro Perú y Minera Shouxin Perú. Cuenta con tres proyectos de exploración y uno de explotación. Todo por un monto superior a los US$ 500 millones.

Por su parte, Junín cuenta con tres proyectos mineros por más de US$ 1,000 millones, entre ellos la ampliación de Toromocho II. Ocupa el puesto siete de las regiones productoras de minerales. Además, es la segunda región productora de zinc a nivel nacional.

¿Qué se está produciendo para los aliados de APEC?

Al respecto, Homar Lozano, director del IIMP, señaló que el 71% de las exportaciones de los minerales vayan a países de APEC demuestra que la industria minera formal en nuestro país es una herramienta competitiva que ayuda al desarrollo territorial.

“Esto es relevante porque como lo ha dicho el ministro de Energía y Minas, Rómulo Mucho en IMARC 2024, tenemos una producción y reservas en ocho de los 17 minerales estratégicos que el mundo necesita para este proceso de transición energética y los países que están dentro de APEC vienen marcando un liderazgo sobre ello”, declaró al IIMP.

Bajo esa premisa, Lozano manifestó que los metales que estamos exportando son principalmente el cobre, el zinc y el molibdeno. Destacó, por ejemplo, que el Perú, de acuerdo al Boletín Estadístico del Minem, es el segundo productor mundial de cobre y zinc, y el cuarto en molibdeno.

“Estos metales son parte de los metales críticos y vemos que estas regiones Áncash, Arequipa, Moquegua y Apurímac son las cuatro regiones con la mayor producción de cobre; Moquegua, Arequipa y Áncash las que más producen molibdeno, y en el caso de zinc tenemos Áncash y Junín”, explicó el experto.

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